Aquellos furiosos años de principio del 2000, esta banda así como otras tantas, inauguraban un subgénero que ganaba popularidad a la par de conseguir detractores. Esos años nunca volverán y lentamente podemos ir reprimiendo esos recuerdos mientras va avanzando la escucha de Living Things, el último trabajo de la banda liderada por Chester Bennington.
Solo eso es lo único que se le pide a Linkin Park para este que ya es su quinto disco de estudio: que vuelvan a aquellos tiempos meteóricos… pero ni ahí, el primer single “Burn it Down” denota un tempo que no va a provocar pogo durante un recital y connota un giro sin retorno a nivel musical.
Así como OK Go, los Linkin Park se están convirtiendo en una banda de videoclips, superándose en materia audiovisual video tras video, una pena que esa creatividad no pueda ir de la mano con la música que no convence del todo, aunque hay que admitir que se hizo el esfuerzo y tienen todavía sus cortos picos de conmoción cuando se deciden (“Lies Greed Misery” y “Victimized”).
No sabemos si son ellos o nosotros los que tenemos que morir y volver a nacer para darles la oportunidad que se merecen estos últimos discos de Linkin Park. La maduración y la búsqueda del sonido definitivo lo están pagando a un precio caro.
Pero un sabio dijo alguna vez que hay que aprender a ver a través de la decepción, y así es como rescato de acá el rapeo contundente de Mike Shinoda para “Until it Breaks” con sampleo futurista a media máquina, como todo Living Things que a estos señores (si, ya señores) les sirve como declaración jurada en el que confirman que el nü metal era solo una moda pasajera. Comprenderlos será difícil, solo los más fanáticos quedarán.